sábado, 21 de septiembre de 2013

Hiroshima, mon amour.

Me encuentro contigo, me acuerdo de ti. 
¿Quién eres?
Me matas, me das placer. 
¿Cómo saber que esta ciudad estaba hecha para el amor? 
¿Cómo saber que tu cuerpo estaba hecho para el mío? 
Me gustas. Qué acontecimiento: me gustas. 
Qué lentitud, de repente. Qué dulzura. 
No lo puedes saber. 
Me matas, me das placer. 
Tengo tiempo.
Te lo ruego, devórame. Devórame hasta la fealdad.
¿Por qué no tú? ¿Por qué no tú en esta ciudad y esta noche tan parecida a las demás como para confundirla? 
Te lo ruego.



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