sábado, 24 de agosto de 2013

<< Nadie me lo quitara >>

Esa mañana la recuerdo perfectamente, no había escuchado la alarma de mi despertador y se me hacia tarde para clases ya eran las 5:30 y en 20 minutos tenia que ir a tomar la rola para llegar como siempre 15 minutos antes de que el timbre sonara y comenzara la primera clase, como pude me las arregle para hacer mi rutina diaria - aunque mucho más rápido – en un dos por tres ya estaba lista solo tome una ducha express, me puse la blusa del uniforme, unos jeans oscuros y una cómoda sudadera rosada, ignore totalmente mi cabello húmedo y salí corriendo de casa para ir a mi destino tuve que tomar la segunda rola para llegar al instituto, en mi interior sentía que muy apenas llegaría , aun con mis preocupaciones el trayecto fue tranquilo, nada fuera de lo común, excepto claro el tiempo.
–perfecto, cinco minutos antes - pensé al llegar finalmente, subí a mi salón casi trotando y deje mi mochila en mi pupitre para salir un rato al balcón y perderme un rato en el cielo, era jueves y eso solo significaba una cosa QUÍMICA, no me gustaba química era la única clase que no comprendía por mas que intentara siempre tenía dudas y no siempre eran aclaradas, sonó el timbre y la profesora aun no llegaba.
-Agh, si no llega en diez minutos será hora libre y el lunes tenemos examen.- lamente para mi misma, buscaba con cierta esperanza a la profesora llegar por los pasillos pero mis esfuerzos eran en vano, en un instante mi mirada se perdió en ese cabello café, desalineado y perfecto, Él venia con su enternecedora cara de dormido, venia a su ritmo, con su ligera mochila de lado y cargando su guitarra en la espalda; Estaba por subir las escaleras, y pronto me escondí detrás de un muro para sorprenderlo y cautelosamente me fui posicionando detrás de él para tapar sus ojos.
- Sarah – Exclamó con esa sonrisa, cínicamente coqueta que lo caracterizaba
- ¿Cómo supiste que era yo? ¿Acaso mis cálculos no fueron precisos? – dije un poco ruborizada y con una sonrisa que solo él podía provocar.
- Nada, de eso. Tus pequeñas manos heladas fueron quienes te delataron.- dijo abrazándome
- Lo siento Ronald, es que hace un poco de frío. – articule aun entre sus brazos, levantando la mirada a esos bellísimos ojos miel que me tenían en una locura que hasta la fecha no se explicar con un particular brillo que nunca he visto en ninguna otra persona, solo en él. – Qué tonta soy llegaras tarde a clase y…-
-No te preocupes, no ha llegado la maestra ¿ves? Todo mi grupo sigue fuera del salón, no tienes porque preocuparte, ¿pero tú, no deberías estar en clase ya? – Me dijo tomándome de las manos intentando que el frío se esfumara.
-No, sir. Mi maestra tampoco ha llegado.-
Me miro dudando, pero después soltó una pequeña risita – okay –

Saque mis manos de entre las suyas y me pare firme –Cierra los ojos- Le demande
-¿Para que? –dijo algo confundido
- Tú solo hazlo, ¿Oh que acaso no confías en mi?
- Nunca vuelvas a repetir eso. De acuerdo, ya ¿Ahora qué?
-Extiende tu mano.
- ¿Qué harás?- dijo aun con los ojos cerrados y extendiendo su mano como lo había pedido.
- ¡Shh! – En ese momento me quite una pequeña pulsera de liga blanca que llevaba puesta que decía te quiero mucho y se la coloque en su mano derecha –Ahora sí ábrelos, lo que dice es verdad y quiero que nunca lo olvides ¿ok?-
Sus ojos se abrieron como platos y me acerco a él dejando de un lado su mochila y su guitarra me abrazó mucho más fuerte que cualquier otra ocasión, me levanto un poco dándome vueltas y yo solo intentaba igualar su fuerza en aquel tierno abrazo – Gracias, y ¿sabes? Yo también te quiero mucho.
*suspire en su hombro y volví a esos adictivos ojos*
En ese momento pasó su profesora y detrás de ella la mía
-Jóvenes a clase.
Lamentablemente solo habían pasado nueve minutos y debíamos entrar a nuestras respectivas clases
-Sí maestra – Dijimos al unísono
- Te veo en receso – Me dijo abrazándome por ultima vez antes de irse
- Aquí te esperare… y te quiero- articule con una sonrisa nerviosa
- Yo también, nunca lo dudes
- ¡Jóvenes!
*Entramos a nuestras aulas y yo no podía sacármelo de la cabeza en toda la mañana, y ni como poder si tenia impregnado su perfume hasta en mi piel. Esperaba con ansias el timbre del receso, pues quería verlo y estar con él, lo nuestro era algo más que amistad, era una conexión especial, no podíamos decir que éramos amigos y no era una relación de novios pero de algo estaba plenamente segura era algo solo entre nosotros dos, algo que quiero y que nadie me podría quitar *




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