sábado, 24 de agosto de 2013

[[*Fallen Angels*]]

Cuando el dolor es tan insoportable que ya no sabes que hacer te alejas. 
No quieres que nadie te vea sufrir. 
Pero si eso no es suficiente comienzas a hacer cosas para evitarlo. 
La soledad y el sentimiento de pérdida van de la mano con la depresión.
 No es fácil perder al amor de tu vida, y es más difícil cuando ha estado en tu vida desde que recuerdas.
Cuando el dolor empeora y ya no soportas extrañar a esa persona, la buscas.
 Intentando hacer que el dolor se detenga, porque sabes que esa persona es la única persona que puede detenerlo. 
Pero ¿Qué pasa si la persona está muerta?
Mueres. Mueres por ella.
¿Pero si tienes miedo de morir?
No tienes miedo de morir.

 Tienes miedo de que esa no sea la solución.
 Porque, en realidad, esa no es la solución.
Aun así las cicatrices aparecen.

 Y cada vez son más. Y lo peor de todo es que son imborrables. 
No puedes exhibirlas y menos a quienes quieres. No deseas despedirte. No deseas preocuparlos. 
Quieres ayuda pero no sabes dónde encontrarla, por lo que te aíslas. 
Que es un efecto colateral de la depresión. La cual empeora día a día.
Un leve murmullo.

 O eso parecía, se escuchó en la puerta.
 Un giro involuntario y nuevo corte apareció. Diferente a otros. Más profundo y mortal.
 De repente todo se oscureció.



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